
Anna HALPRIN, Dancing with Life on the Line, 1989
Uno de los participantes comparió su experiencia:
"[...] El 2 de abril de 1989 formé parte de las 100 personas que danzaron ante 700 testigos. No es una danza ordinaria: nuestro objetivo era soportar la implicación y honorificar el coraje de aquellos que, entre nosotros, estan luchando contra el sida. Y cada paso que danzamos sobre la tierra era una forma de oración para recobrar la salud. La performance del domingo por la tarde era una serie de seis ceremonias:
YO ESTOY EN LA TIERRA para afirmar el ciclo de la vida y la muerte
VORTEX para formar una comunidad fuerte
EL COMBATIENTE para expulsar el virus
LA RESTAURACIÓN para revitalizarnos
LA CARRERA DE LA TIERRA para suscitar nuestro compromiso con la acción
EL CÍRCULO SONORO para enviar nuestras plegarias, circundar la tierra y subir al cielo
La danza puede parecer una voz poco usual para abrirse al Espíritu, pero para otros siempre se hace es el camino. Las culturas tribales durante largo tiempo danzaron con una intención: para traer la lluvia, iniciar la juventud, advertir, renovar la vida [...]
El sida es una crisis del cuerpo y en esta crisis es importante dejar a mi cuerpo hablar su propio lenguaje. Ese lenguaje es el movimiento. Cuando bailo entiendo lo que el cuerpo me quiere decir. El cuerpo es un profesor prudente y poderoso. Y cuando el cuerpo con sida o con otra enfermedad cae en desequilibrio, las lecciones que nos brinda son muy fuertes. Yo he aprendido a vivir plenamente la vida. El mañana no nos está prometido. La vida es un don y no un deber.
FUENTE: Traducción de la revista Nouvelles de Danse (Dossier danse et sida), n. 8, novembre 1991, pp. 26-27.