

Pepe ESPALIÚ, Carrying, 1992
"[...] «Carry» significa transportar, llevar. También significa arrebatarse, como en «transportado de gozo». Entre los múltiples y poéticos significados y resonancias, Espaliú descubrió una elisión accidental. En contacto con un grupo hispánico de apoyo al sida en Nueva York, advirtió que a menudo utilizaban la palabra «carrying» [llevar, transportar] por «carying» [cuidar]. Este grupo de «cuidadores» ayudaban a la gente, por supuesto, a sobrellevar [carry] sus sufrimientos y a veces en el sentido mas básico y literal [es decir: transportaban a los enfermos incapacitados para moverse por sí mismos]. La consecuencia del hallazgo de este, digamos, «solapamiento» verbal (y la obra de Espaliú siempre ha tenido que ver con desplazamientos y solapamientos) fue su serie de esculturas y acciones.
La acción del Carrying fue escultura y performance: fue mística, práctica, teatral, mundana y transcendental. Podría decirse incluso que fue catártica, un ritual de atadura, curación y amor. La visión de un hombre enfermo llevado [carried] a través de las calles es plena de resonancias .
Es un juego de niños, pero jugado por adultos: dos personas cruzan sus brazos, sujetándose firmemente por las muñecas, formando una especie de asiento. Espaliú, con los pies desnudos, suspendido entre la pareja, con sus brazos abrazándoles los hombros, es conducido a los largo de una cadena humana, sin tocar el suelo, de pareja en pareja y, a lo largo de una procesión de parejas, calle abajo.
El «Carrying», escribió Espaliú, era «una acción de artista. El arte es también una forma de terapia: creo que la mejor. Como Beuys afirmó, la única manera de superarse y tal vez de sanar es estar alerta y mostrar las heridas».
La acción del Carrying exige cuidado, confianza, elasticidad, fortaleza, humor, coordinación y solidaridad de todos los participantes, tanto de los portados como de los portadores. Espaliú, el hombre llevado, era tambien un portador -del virus VIH y de su propio y personal miedo y sufrimiento. El Carrying fue una acción de alto contenido social, una declaración pública de amor y solidaridad, y también una exigencia -la de que su audiencia se comprometiese, no sólo en el ritual mismo sino en sus implicaciones.
«Hoy en día» -continuaba escribiendo en su nota de prensa sobre el Carrying- los médicos nos dicen que no hay otra vía que aprender a vivir con la enfermedad. Pienso que antes, y es mas difícil, es necesario cambiar nuestra actitud hacia lo social, que persigue convertir a los individuos en islas relacionadas entre sí por órdenes jerárquicos, preocupados por la competitividad, el protagonismo, el egoísmo. Aprender a vivir con el sida exige, en todo caso, recharzar esta atomización, poner en juego ideas como ayuda, solidaridad, amor, devocion, . . . » [...]"
FUENTE: Texto de Adrian Searle, crítico de arte de The Guardian en Acción Paralela #1. Texto disponible pinchando aquí