Eulalia VALLDOSERA, Vera Icon, 2014
"Durante mucho tiempo, el virus del sida no tenía imagen, sino el rastro que dejaba en el cuerpo de su portador, y, aunque se ha podido aislar, a día de hoy todavía no sabemos cómo eliminarlo. Aun cuando su presencia se torna indetectable, sigue permaneciendo en la memoria del cuerpo [...]
Las manos de un hombre infectado limpian y cuidan una imagen de la Verónica. Al igual que el portador del VIH, ella es a su vez portadora de una imagen imaginaria. Escuchamos su voz narrar la convivencia con el VIH pero no vemos su rostro, pues su voluntad es permanecer en el anonimato. Nos transmite su experiencia pero no nos da su imagen. Muchos portadores del virus llevan velo, ocultan su secreto. Asimismo están obligados a utilizar otros tipos de velos corporales que impidan contaminar [...]"
FUENTE: Perfect Lovers. Arte en tiempos del sida [Cat. Exp.] en la Fundación Suñol, Barcelona (2 de octubre de 2014 - 24 de enero de 2015), pp.78-81