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GRAN FURY

A principios de 1988 en el seno de ACT- UP se formó un grupo compuesto por artistas que se denominó “Gran Fury”. Cogieron el nombre del automóvil Plymouth que era usado como coche de la escuadrilla del departamento de policía de Nueva York. El grupo estuvo formado por más o menos diez personas que han ido cambiando a lo largo del tiempo, miembros que podían participar o no dependiendo de su disponibilidad e interés en ediciones específicas. La autoría fue siempre colectiva y la puesta en discusión permanente. Este colectivo estuvo trabajando hasta el año 1994.

 

Una de las características que les definía era la poca importancia hacia los valores tradicionales. Se plantearon salir del mundo del arte en lo referente tanto al espacio que se utilizaba como al lenguaje que se empleaba. Con sus acciones y obras pretendían constatar que ningún tipo de trabajo es ilegítimo o irrelevante, sino que todos los medios pueden ser pertinentes. “Después de todo, usamos el arte para decir que el arte no es suficiente. Queremos explotar el poder del mundo del arte si éste nos permite hacer aquello que queremos hacer, allí donde queremos hacerlo”. El arte, entonces, se convierte en una herramienta de crítica ideológica a diferentes instituciones políticas y sociales, una crítica a la construcción social del poder y a las relaciones sociales, sexuales y afectivas que se establecen. Uno de sus soportes predilectos fueron las vallas publicitarias, espacios de gran resonancia pública.

 

Los primeros proyectos fueron carteles que se pegaban en los muros de la ciudad de manera ilegal aunque, un año después empezaron a buscar financiación de instituciones del mundo del arte. Estas entidades hicieron posible la utilización de espacios públicos que de otra manera no hubiesen podido utilizar para sus fines plásticos. En aquellos momentos, el mundo del arte era uno de los pocos lugares, fuera del activismo, donde ciertos condicionamientos estéticos tenían unos límites más flexibles. El grueso de la financiación vino de museos y fundaciones y en menor grado de dar conferencias en universidades, de organizaciones de lucha contra el VIH/SIDA y de la venta de camisetas y otros productos de merchandising diseñados por ellos. Todo el dinero iba destinado a la producción de proyectos y al coste de los espacios de la publicidad ya que cada uno de los componentes del grupo participa de una forma totalmente desinteresada.

 

Entre 1989 y 1991 las imágenes de Gran Fury empezaron a circular de una manera asombrosa. No podían solucionar la crisis pero centraron la atención en ella. Los proyectos a menudo desarrollaban una segunda vía debido a las páginas que dedicaba la prensa a los polémicos trabajos de modo que su influencia fue mucho mayor que el espacio público que ocupaban. Muchas de las estrategias y soluciones que utilizaron fueron apropiadas de las que Bennetton utilizaba para sus campañas publicitarias y después reelaboradas con un cambio radical en su significado. En 1993 el desgaste debido al gran ritmo de trabajo y la evolución del SIDA hicieron que las estrategias originales de Gran Fury no pudiesen comunicar las complejidades del discurso delSIDA de mediados de los años 90. Por otro lado, muchos otros grupos comenzaron a ocupar el espacio que ellos habían llenado antes. Su trabajo empezó a verse como un estilo de firma que el mundo del arte utilizaba para satisfacer el deseo de “hacer algo” con respecto a la crisis delSIDA, de una manera muchas veces superficial. De esta forma en 1994 se llegó a la disolución del grupo.

 

FUENTE: MARTIN, Rut, El cuerpo enfermo: Arte y VIH/Sida en España (Tesis doctoral inédita), Madrid, 2010, pp. 179-180

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